LA MALA HORA

May 20, 2021

Al igual que en la novela La mala hora, Colombia, en lugar de estar transitando hacia un posconflicto, atraviesa por un contexto delicado, con grave deterioro de los derechos humanos, ataques a la independencia de la justicia por parte del gobierno nacional, cooptación de los órganos de control e investigación del Estado por parte del partido de gobierno y el incumplimiento total del Acuerdo Final de Paz.

Esta mala hora de la democracia nos deja el invierno de la violencia contra los liderazgos sociales que caracterizó el 2020, y que para el Programa Somos Defensores constituye el registro más alto de agresiones desde la existencia del Sistema de Información sobre Agresiones contra Personas Defensoras de Derechos Humanos -SIADDHH-.

En 2020 confirmamos un total de 969 agresiones individuales contra personas que a través de sus actividades ejercen diferentes tipos de liderazgo en las regiones; y dentro de estos hechos violentos, registramos 199 asesinatos, lo que significa un incremento de 60,4% en relación con el año 2019, la cifra más alta que hemos documentado en 11 años.

Las personas defensoras de derechos humanos también fueron víctimas de amenazas, atentados, judicializaciones, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y robos de información. Y vimos con preocupación cómo se han incrementado estos hechos contra liderazgos como los juveniles, sindicales, LGBTI, comunitarios, comunales, académicos y defensores de DDHH; esto significa que la violencia selectiva está afectando a un espectro más amplio de causas de defensa de los derechos humanos y, por ende, a un número mayor de personas defensoras.

Los cientos de asesinatos y las miles de agresiones siguen sin alarmar a la institucionalidad que tiene el deber de proporcionar garantías para las vidas de quienes defienden los derechos humanos y de sus comunidades o colectivos, pero contrario a esto, como se ha enunciado en los últimos años, el Gobierno sigue insistiendo en la implementación de estrategias poco efectivas. La defensa de los derechos avanza en cada rincón del país a pesar de las amenazas y de los vacíos del Estado, y nos seguimos preguntando ¿hasta cuándo seguiremos restando vidas?