Por Saulo Guerrero Córdoba
Jóvenes Creadores del Chocó es una organización artística, con sede en Quibdó, que les ha permitido a Katherin Gil, Yeisy Palacios y Jhonnyer Andrés Mosquera, junto a decenas de otros jóvenes, encontrar en el teatro y la danza la posibilidad de contribuir a la transformación de las realidades de la población joven de Quibdó.
“Al compañero Luisao lo asesinaron saliendo del ensayo de Jóvenes Creadores del Litoral Pacífico, en el 2008. Faltaban pocos días para finalizar un programa de formación en el que estábamos”, recordó Katherin Gil, una mujer que pone en práctica el activismo artístico en el departamento del Chocó.
Cuando mataron a Luis Henry Mosquera Díaz, a quien sus amigos llamaban Luisao, ellos participaban en un proceso de formación en teatro y acrobacia que ofreció el Ministerio de Cultura en la ciudad de Quibdó. Katherin recordó a Luisao como un muchacho sencillo, creativo e inteligente. Estudiaba enfermería y quería ser profesional para ayudar a su familia, pero su mayor sueño era tener una productora audiovisual.
Katherin y sus compañeros de la Escuela de Jóvenes Creadores del Litoral Pacífico no entendieron nunca por qué a un muchacho soñador y con una vida tranquila lo mataron de esa forma. Fue un golpe duro para los 35 muchachos y muchachas que habían coincidido en ese espacio y que tenían en común el amor por el arte.
Katherin hizo una pausa en su relato. Se refirió a Luisao como un visionario que soñó con crear una organización como la Corporación Jóvenes Creadores del Chocó, que se constituyó en el 2011. Pero Luisao no pudo ver la materialización de esas ideas porque lo mataron cuando caminaba hacia su casa en el 2008, una época en la que los actores armados del conflicto se ensañaron con la capital de Chocó. De acuerdo con las estadísticas del Instituto Colombiano de Medicina Legal, en ese año ocurrieron 67 homicidios y la ciudad tuvo una de las tasas de homicidios más altas del país.
Los asesinatos, las fronteras invisibles, el desempleo, la violencia, el racismo estructural y la falta de oportunidades eran parte de la cotidianidad en la que transcurrían los días de los jóvenes que asistieron al programa del Ministerio de Cultura en la capital chocoana, que fue impartido por connotados artistas de teatro y acrobacia.
Fueron semanas con jornadas de trabajo intensivo, en las que se conocieron, pulieron sus habilidades creativas y representativas, e hicieron nuevos amigos. En ellos surgió el deseo de llevar al máximo nivel su talento y dedicarse al arte, no solo como un pasatiempo, sino como parte de sus proyectos de vida. “Veníamos como con esa sensación de que había muy pocos espacios de participación de nosotros los jóvenes, y que necesitábamos un espacio liderado por nosotros y para nosotros”, explicó Katherin.
Por otra parte, querían hacer que la práctica artística se convirtiera en parte de su proyecto de vida o en una herramienta para construirlo. Y sumado a esto, también se dijeron a sí mismos que esa apuesta debería poner al arte como un entorno protector de la vida de los jóvenes de Quibdó, para que ninguno más de ellos tuviera que morir asesinado.
Con esas aspiraciones en común se iniciaron en la actividad teatral bajo la dirección del maestro Eugenio Gómez, con quien trabajaron en un proceso investigativo-creativo, del cual surgió la obra Amangualados, una puesta en escena sobre la vida y el fusilamiento, el 7 de mayo de 1907, de Manuel Saturio Valencia, un intelectual y abogado de Quibdó.
Amangualados fue la obra con la que comenzaron a viajar y a presentarse en escenarios tan destacados como el del Festival Petronio Álvarez de Cali, en el 2008, donde sus cuerpos en movimiento, sus voces proyectadas y los mensajes de denuncia de sus parlamentos calaron hondo y conmovieron a los espectadores, a causa del racismo estructural que aún pervive en Colombia.
El nacimiento de Crearte
Luego de la gira por ciudades como Cali, Buenaventura y Popayán, y ya de regreso a Quibdó, Katherin Gil, Sandra Vega y Yeisy Palacios, quienes hacen parte de Jóvenes Creadores del Chocó, iniciaron las Escuelas de Formación Artística Crearte, un proyecto que a la larga se convirtió en una de las canteras de artistas que se han vinculado a la organización.
Empezaron a recorrer las comunas, a dialogar con los chicos que se encontraban, y se ingeniaron unas tomas callejeras de teatro, en las que les preguntaban a los niños: “¿Cuál es tu talento?”. Y a partir de entonces comenzaban a explorar los intereses que tenían y buscaban la manera de encauzarlos y abrirles un espacio en Crearte.
Yeisy Palacios, una de las cofundadoras y tesorera de la organización, contó que uno de los procesos más significativos en los que participó tuvo lugar en el barrio El Poblado. Aunque no tenían financiación y los recursos salían de los bolsillos de las personas de la organización, sostuvieron una convocatoria masiva con los vecinos: hacían ollas comunitarias, celebraban la Navidad y hacían fiestas con presentaciones de danza tradicional.
Esta actividad en los barrios se dio de forma continua entre el 2012 y el 2014. Decenas de los niños que habían descubierto en las correrías por los barrios a través de Crearte ya hacían parte del elenco principal y participaban en las diferentes presentaciones a las que era invitada la Corporación Jóvenes Creadores del Chocó.
De forma paralela a las escuelas de Crearte, los Jóvenes Creadores del Chocó desarrollaron sus propias creaciones, sobre todo de teatro: Lamentos de un pueblo afro; Bojayá, masacre y olvido; Mambrú no va a la guerra; El ratero chichipato, y Se habla de todo, menos del muerto, son algunas de ellas.
El arte como medio para la protesta
El 23 de abril del 2021 los artistas integrantes de Jóvenes Creadores del Chocó, preocupados por el aumento de los asesinatos en Quibdó, particularmente de jóvenes, salieron a las calles a protestar e hicieron uso de la danza y el teatro como un medio de expresión política y de denuncia.
El escenario fue la calle, donde hicieron una performance de danza frente a la Alcaldía de Quibdó. Movieron sus cuerpos, expresaron la rabia y la impotencia que les produce la pasividad de las autoridades frente el accionar de los violentos, que para ese momento estaba exacerbado: solo en Quibdó, en los primeros meses del 2021 habían asesinado a 40 personas. Los Jóvenes Creadores del Chocó se declararon en resistencia artística y cultural permanente, hasta que no se convocara en el departamento a un gran diálogo nacional para proteger a la niñez y a la juventud chocoana.
“No queremos un muerto más, este pueblo ya no aguanta más”, dijo Yeisy Palacios durante la entrevista que le hizo un medio local y que fue transmitida en vivo por Facebook Live. Sus voces, sus puños levantados hacia el cielo, la expresividad de sus rostros, los carteles con mensajes desgarradores que buscaban ser la voz de los caídos y sus reclamaciones al Gobierno nacional se convirtieron en noticia.
Este acto fue apenas una muestra de la poderosa labor de los Jóvenes Creadores del Chocó. Sea en la calle, como el 23 de abril del 2021, en un salón de ensayos o en el escenario de cualquier teatro nacional o internacional, su arte habla de la realidad en la que viven, donde sienten que las instituciones les dan la espalda a las necesidades que tienen como jóvenes.
El caso de Jhonnyer Andrés Mosquera
Al llegar a uno de los ensayos de la corporación es difícil no entrar en situación: la música, el calor, los espejos altos, jóvenes danzantes, una energía de hermandad.
Los integrantes de Jóvenes Creadores del Chocó juegan de locales en este lugar, su sede en el barrio Tomás Pérez, en Quibdó. Aquí, más que en cualquier otro escenario, son ellos mismos como corporación, como artistas. Al observarlos trabajar es evidente que uno de sus integrantes ejerce el liderazgo en la creación artística. Se trata de Jhonnyer Andrés Mosquera Valencia, que a sus 21 años se desempeña como bailarín, coreógrafo y coordinador creativo de la corporación.
Aunque nació en Quibdó, en el 2014 su familia decidió irse a vivir a Ecuador y, paradójicamente, fue estando en ese país donde supo de la existencia del grupo Jóvenes Creadores del Chocó, debido a la fuerte resonancia que, gracias a las redes sociales, comenzó a tener el ritmo exótico del Chocó en el país vecino. “Yo desde Ecuador seguía y miraba muchísimo los videos”, afirma.
Lejos estaba de imaginar en aquel entonces que su familia regresaría a Colombia en el 2017, y que el sueño de hacer parte de la corporación rápidamente se convertiría en una realidad.
Ya lleva cinco años en la organización. “Yo entré el 21 de marzo del 2017 y el 21 de mayo del mismo año participé en una competencia que había en Cali”. Para ese momento y luego de haber probado con otras actividades, como el voleibol, el béisbol y el fútbol, reconocía que había encontrado en la danza su vocación y su talento.
El propósito de escribir esta historia era descubrir la transformación que Jóvenes Creadores del Chocó produce en chicos y chicas que se vinculan a la organización. El relato de Jhonnyer, quien es conocido como Lyon, es el que más refleja el impacto de las actividades artísticas en la vida de los integrantes de la corporación. “En mí, lo que más se ha transformado con mi paso y mi estadía en Jóvenes Creadores del Chocó es esa vocación de liderazgo; realmente esta corporación me ha enseñado tanto que hoy me siento y siento en otros que soy un gran referente, una persona que motiva, que impulsa, que transforma”, explicó Jhonnyer. Es evidente que los valores del colectivo están presentes en su forma de ser, de enfrentar el mundo, de reconocerse como sujeto político en una sociedad amenazada por la desesperanza y la falta de oportunidades, pero con muchas potencialidades.
Este texto hace parte del libro Defender los pueblos, de la colección periodística “Defender”, publicado en una colaboración entre el Programa Somos Defensores y Hacemos Memoria.