Una de estas propuestas, nació once años atrás cuando la muerte y el riesgo del exilio, fueron los motivos para apostar por la vida. A partir del Comité Adhoc, ONG y sindicalistas iniciaron en 1997 un esfuerzo mancomunado por aumentar la exigencia de garantías políticas al gobierno nacional. Desde entonces han sido muchos los aprendizajes. El hecho de que aún exista un programa de protección para defensores, dirigido por el Ministerio del Interior y Justicia, es un logro en la formulación de política pública, en el que el movimiento de derechos humanos ha ayudado a construir desde finales de los 90.

En procura de mecanismos legales e institucionales que afirmen el derecho a defender – reconocido en la Constitución del 91 y en el derecho internacional público de los derechos humanos – 2002, las organizaciones: Asociación MINGA, Benposta Nación de Muchachos-Colombia, el CINEP y la Comisión Colombiana de Juristas, crearon el Programa No Gubernamental de Protección a Defensores de Derechos Humanos (en adelante Programa Somos Defensores, PNGPDDH).

Gracias al apoyo de varias agencias de cooperación y de Amnistía Internacional, es posible resguardar la vida de defensores que corren riesgos derivados de su labor: cuando investigan o denuncian las violaciones a los derechos civiles, políticos; o educan sobre los DESC; o exigen el derecho a la tierra, el derecho a la salud o la no repetición de crímenes de lesa humanidad, entre otros.

Para aumentar la capacidad protectiva del Programa en las estrategias de protección y pedagogía; comunicaciones e incidencia política, desde 2007 tiene el auspicio de la Comisión Europea para Colombia, a través del proyecto “Garantías para los defensores y defensoras de Derechos Humanos en Colombia (-CRIS 131828-)”.

La revista reVelando se publica en el marco de este proyecto con la Unión Europea y tiene como propósito visibilizar las problemáticas de derechos humanos en el país y brindar herramientas de análisis para el trabajo que adelantan defensores, defensoras y líderes sociales acompañados por el Programa. Este primer número de la revista comienza con la sección de Coyuntura, que está dedicada a analizar la polarización en los medios masivos y sus implicaciones para la defensa de los derechos humanos en Colombia.

La lucha por los derechos humanos en el país está llena de historias de vida que deben ser contadas. En la sección Memoria estarán presentes las mujeres y los hombres –ausentes o vivos- que son la inspiración de sus comunidades y de nuevas generaciones de defensores. En esta oportunidad se recuerda a Jesús María Valle Jaramillo y a Eduardo Umaña Mendoza, dos defensores asesinados en 1998, que por su trabajo por la justicia y el esclarecimiento de graves violaciones a los derechos humanos, se constituyeron también en referente para nuevas generaciones que hoy les recuerda y sigue sus pasos.

En El Derecho a Defender, se analiza el cumplimiento del Estado colombiano a las recomendaciones de la relatora especial de Naciones Unidas para la situación de los defensores de Derechos Humanos.

En los talleres, donde defensores y defensoras aprenden a identificar riesgos y alternativas de protección, también hay tiempo para que los participantes escriban con estilo propio sobre sus vidas, territorio, ideales sociales, académicos o culturales. Para que sus aportes no se queden únicamente en las memorias de las actividades pedagógicas, ellos tienen su espacio en las Voces Regionales.

La sección Experiencias de Protección presenta el caso de resistencia de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, FEDE- AGROMISBOL. Las prácticas autoprotección, articulación social e incidencia política de la Federación, son muestras de organización social que, en medio del conflicto se mantienen como referente de vida digna.

El Comité Directivo del Programa Somos Defensores agradece el apoyo de la Unión Europa y de todas las personas que participaron en la producción de este primer número de la revista.